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La Nación. Nathalie Jarast (Argentina) 18/2/2018
Página 12. Romina Doval. (Argentina) Un policial histórico
Revista Kundra. Victoria Mora. (Argentina) Doble fondo o la persistencia de la memoria
INFOBAE – GRANDES LIBROS. Patricio Zunini (Argentina) 29/11/2017
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La Nación. Nathalie Jarast (Argentina) 18/2/2018
Enigma que lleva a los años 70
¿Cómo murió la mujer de La Turballe? ¿Por qué apareció ahogada? ¿Quién es esta médica franco-argentina? Elsa Osorio (Buenos Aires, 1952) construye en Doble fondo un personaje cautivante.
El tranquilo pueblo francés de Saint-Nazaire se ve conmocionado por el hallazgo del cuerpo de la doctora Marie Le Boullec. Muriel, una periodista del diario local, es enviada a indagar sobre el aparente suicidio. La causa de muerte es “asfixia por inmersión” y la autopsia revela restos de pentotal, anestésico utilizado durante los vuelos de la muerte en la última dictadura militar de nuestro país. Junto al comisario Fouquet, la reportera inicia una investigación, que la llevará a informarse sobre la historia argentina de los años setenta, los exiliados en Europa, las relaciones del Centro Piloto París (una invención de la dictadura que buscaba contrarrestar las denuncias de violaciones a los Derechos Humanos en el exterior) y el COBA, el Comité de Boicot al Mundial de fútbol 1978.
Muriel relata la exploración para encontrar al asesino. En paralelo, se presentan fragmentos de una carta, que Juana Alurralde le escribe a su hijo Matías. La narradora es una ex-militante de las FAR, secuestrada y detenida en la ESMA con su niño de tres años. Para salvarlo, comienza una relación con un marino y colabora brindando información, pero “sin marcar ni entregar a nadie”, y, luego, como “ejemplo de recuperación” de los detenidos. Incluso, llega a convertirse en asesora de Massera en sus negociaciones con Francia.
Ya en el primer fragmento de la carta se menciona un intercambio de mails de una tal Soledad con Matías. Esta será la tercera línea narrativa y una clave en la pesquisa de los franceses para hallar al culpable de la muerte de Marie. La novela se divide en cuatro partes y en capítulos que alternan entre 2004 –al momento del asesinato– y 1978, donde se cuenta la historia de Juana Alurralde. En la última parte, se incorpora una temporalidad más: 2006. El hijo de Juana recupera su verdadera historia y la identidad de la madre. También se hace foco en la relación entre el padre de Matías, exmontonero, el marino que ayudó a su madre y los vínculos de ambos con grupos empresarios.
Dos décadas después de A veinte años, Luz (1998), su novela más exitosa, Osorio retoma la pregunta por los hijos de los detenidos desaparecidos. Si bien no ha sido muy reconocida en nuestro país, sus libros se han traducido a más de 20 idiomas. Fue finalista del Premio Fémina (Francia) y obtuvo el Premio Amnesty International. En 2015 fue condecorada por el Ministerio de Cultura de Francia como Chevalier de L’ordre des Arts et des Lettres.
Página 12. Romina Doval. (Argentina) Un policial histórico
En Doble fondo, Elsa Osorio combina con pericia un policial con comisario y clima pueblerino y la historia de la dictadura en su aspecto más siniestro: la utilización de prisioneros para reeducarlos, en una trama entretejida entre Francia y la Argentina.
Por Romina Doval
En el último libro de Elsa Osorio, Doble fondo, se alternan dos relatos. En el primero, año 2004, Muriel, una joven periodista francesa, cubre para el diario local la noticia de un particular y sorprendente asesinato producido en el mismo pueblo donde ella y sus lectores viven. Sorprendente porque en este pueblo de la costa francesa, Saint-Nazaire, se produce un crimen por año. Particular porque se trata del cuerpo de una mujer arrojado al mar desde mucha altura y que, según la autopsia, contenía Pentonaval, anestesia que usaron los militares argentinos en la última dictadura antes de tirar sus prisioneros al mar en los “vuelos de la muerte”.
El otro relato nos lleva al año 1978. Juana Alurralde, una joven franco- argentina, militante montonera, es secuestrada en la ESMA junto a Matías, su hijo de tres años. Para salvar a su hijo, que terminará en Holanda con su padre, acepta colaborar y convertirse en la amante de un represor que la protege. Con él viaja a Francia para trabajar en el Centro Piloto París, el servicio de inteligencia creado por la dictadura para contrarrestar las denuncias sobre las violaciones a los derechos humanos en Argentina, entre otras cuestiones. En París Juana tiene cierta libertad pero en realidad sigue siendo una detenida de la ESMA. Gracias a su bilingüismo, sagacidad y valentía, intenta, en la medida de lo posible, manipular a los que supuestamente la están recuperando para que liberen y reutilicen a algunos de los compañeros o para que den a conocer la lista de los desaparecidos. De hecho, llega a darle consejos al Almirante Massera antes de su reunión en el Eliseo con el presidente francés Giscard d´Estaing. Juana trata de memorizar la mayor cantidad de nombres para algún día, cuando salga de aquel infierno, poder denunciarlos. En medio de esta pesadilla, de la que no puede escapar sin correr el riesgo de que maten a su hijo, Juana conoce y se enamora de un francés, Yves Le Boullec, que años más tarde se convertirá en su leal compañero.
Entre ambos relatos se va intercalando una larga carta escrita por Juana, destinada a su hijo en la que describe y explica lo que le sucedió a ella y a la Argentina de los años setenta. Matías, que ha sido criado por un padre negador del pasado, rechaza y escarnece la figura de su madre de quien no quiere hablar: “Le importó más la militancia que yo”.
Se trata, como lo ha definido su propia autora, de un policial histórico. Frente al lector se va desplegando, por un lado, el relato de lo que realmente sucedió a lo largo de los años y que desencadenó en el crimen y, por otro, el relato de la investigación que va reconstruyendo el anterior hasta dar con la verdad. Hay que señalar que el rol del detective lo tiene un trío singular: Muriel, una periodista que, incentivada por la curiosidad de sus lectores y una gran sed de justicia, investiga y se implica en el caso; Geneviève, una vecina muy cercana a la víctima, desde cuya computadora descubren que se puede acceder a los mails de la muerta; y Marcel, un joven que entiende y habla español y con el que Muriel tiene una histérica relación amorosa. El papel del policía, que en los relatos clásicos resulta menos astuto que el detective, no recae en este caso en el comisario Fouquet, un señor bonachón que está a punto de jubilarse y quiere a Muriel como la hija que nunca tuvo sino en el inepto fiscal Thibaud. Frente a los erróneos argumentos del fiscal, Muriel suele darle la razón en todo: “Total nosotros tres descubriremos al asesino”, lo que realmente sucederá.
Mientras el relato policial cuenta con una heroína que se sabe cursi y obstinada, un tono liviano que abunda en escenas dialogadas, el relato histórico muestra el horror y denuncia no sólo el terrorismo de Estado sino la proyección de la dictadura en la democracia, involucrando hasta el propio menemismo, a través de una trama compleja en peripecias que retoma ciertos tópicos de las novelas de aventuras, como los viajes inesperados, el peligro, las búsquedas y desencuentros de toda una vida.
Que muchos personajes no sean argentinos y tengan una extraordinaria ansia de saber y actuar permite que la novela sea ilustrativa respecto de la historia argentina para cualquier lector del planeta. Cuando Marcel traduce a Muriel y a Geneviève los mails destinados a Matías, no sólo está pasando del castellano rioplatense al francés sino intentando desenmarañar la lógica de un país que por momentos se le escapa. Años atrás, cuando Yves muestra su total ignorancia sobre el peronismo, Juana le dice que no intente comprenderlo porque es tan incomprensible como que el mismo “comandante de la Marina, que ha matado a miles de montoneros, también es peronista”. Pero él no le hace caso, sale a la calle a sacar fotos de lo que estaba pasando frente a la embajada argentina en París y termina implicándose en la historia del país de la mujer que ama. Sin dudas, el francés que va más lejos es Marcel que continúa investigando y viaja a Buenos Aires para hacer una tesis sobre la última dictadura argentina. Y le está agradecido a Muriel porque “si no hubiera sido por ella no estaría trabajando en algo que, más allá de la tesis, le ha dado un sentido diferente a su vida”.
Revista Kundra. Victoria Mora. (Argentina) Doble fondo o la persistencia de la memoria
Pienso en ellos en los muertos
En los que yo vi caer
En los que están grabados en mi alma
En los que aún están cayendo en mis miradas
Vosotros que seguiréis muriendo
Hasta el día en que yo muera
Vicente Huidobro
La muerte bajo las condiciones más horrorosas es parte de nuestra historia, vivimos atravesados por las revoluciones que no fueron y el daño que se hizo para evitarlas. Frente a esta herencia podríamos pensar qué nos queda. Nos quedan la memoria, la verdad, la justicia que no sólo tomará la necesaria forma de la insistencia jurídica, sino que también se volverá literatura. Si hay alguien que en nuestro país sabe de eso es Elsa Osorio. Hace veinte años publicó la primera novela en tratar la apropiación ilegal de menores en el marco de la dictadura cívico militar. A veinte años, Luz es una historia tan inmensa como hermosa de la que no se sale indemne, y que se ubica como una lectura indispensable para acercarnos a las siniestras lógicas del horror, así como a las amorosas lógicas de la resistencia.
Elsa Osorio ha sido traducida a más de veinte idiomas y sus libros recorren el mundo narrando lo que somos. Embajadora de un fragmento esencial de nuestra historia formó parte en España de la Asociación Argentina Pro Derechos Humanos de Madrid. En 2015 el Ministerio de Cultura de Francia la reconoció como Chevalier de L`ordre des arts et des lettres, premio que se suma a una larga lista que incluye el Premio Amnesty Interncional por su primera novela. A veinte años, Luz se suman entre otros Cielo de tango (2006), Callejón con salida (2009) y Mika La capitana(2012)
Frente a lo incomprensible mejor narrar, dice Osorio en una entrevista. Y esta breve frase revela su poética: una poética de la memoria y de la resistencia. Allí anida lo que resuena y retorna en su literatura: la apropiación, el secuestro, la tortura, la inmigración, la guerra. Sus relatos sumergen al lector en la perplejidad pero en el transcurrir de las páginas también aparece el otro lado del espanto: el compañerismo, la esperanza, la lucha inagotable por un mundo mejor, y el amor salvando los días.
Doble fondo (Tusquets, 2017) es un policial que Mempo Giardinelli definió como negro y que comienza con un cuerpo muerto en un pequeño pueblo de Francia. El comisario le revela a Muriel, la periodista del diario local, la similitud de este aparente, aunque extraño, suicidio con la modalidad de ciertos asesinatos ocurridos en la Argentina en los años 70: hombres y mujeres arrojados vivos al río.
Frente a ese plural la pregunta inocente de la periodista es por la existencia de un asesino serial, la triste respuesta es que los asesinos fueron muchos. Así comienza a desplegarse, para Muriel y para el lector, un camino de conocimiento que recorre la vida de la mujer asesinada a la vez que van apareciendo siniestros episodios de nuestra historia.
El tejido se va armando a partir de tres hilos narrativos: Muriel en 2004 investigando la muerte de Marie Le Boullec médica argentina radicada en Francia, Juana Alurralde en 1978 secuestrada en la ESMA y forzada amante de un represor para rescatar a su hijo del infierno, y una carta en la que una madre le escribe a su hijo su historia, su militancia para que frente a lo incomprensible la escritura pueda producir un encuentro.
En los capítulos donde el punto de vista es el de Juana se ahonda en las vivencias de esta mujer militante montonera en el infierno que fue la ESMA y que incluye la salida a París como obligada compañera del represor Raúl Radías con el objetivo de que se infiltrara entre los exiliados argentinos en el marco de lo que fue el Centro Piloto Paris. Juana se fuerza a ejercicios de memoria que no sólo le permiten sobrevivir sino que la sostienen en un posible futuro donde todo lo que vio sirva como denuncia. Mientras tanto resta fingir, sostener una relación con todo el rechazo que implica sostener la mentira de amar a un torturador. Así, de una manera tan jugada como precisa, Elsa Osorio aborda un tema complejo como el de las relaciones que se establecieron entre torturadores y víctimas para poder sobrevivir.
La novela es imperdible y tan dolorosa como bella. La autora nos recuerda en estas páginas por qué los crímenes de lesa humanidad no prescriben y por qué necesitamos de la mejor literatura para recordarlos, como dice Huidobro: los muertos seguirán cayendo en nuestras miradas mientras haya quién asuma la responsabilidad de contar sus historias, que también son las nuestras.
INFOBAE – GRANDES LIBROS. Patricio Zunini (Argentina) 29/11/2017
Elsa Osorio es una activa luchadora por los derechos humanos y desde ese lugar propone un debate incómodo. La gran pregunta de Doble fondo es cómo actuar frente a los dilemas éticos de la tragedia.
Osorio habló con Grandes Libros de su nueva novela:
—¿La década del 70 sigue siendo rica narrativamente?
—Uno escribe lo que necesita escribir. Hoy, a la muerte en la novela le diríamos femicidio. Está la delicada cuestión de una mujer prisionera que mantiene una relación con un marino, pero él no le gusta ni tiene el síndrome de Estocolmo. Pienso que esta novela puede ser muy cuestionada, porque ella, en algún punto, cuestiona todo. Yo no pretendo dar ninguna lectura ideológica. Es muy difícil de entender, por eso es mejor narrar.
—Lo que entiendo de tu respuesta es que ahora podés permitirte mirar los claroscuros de los militantes.
—Claro, porque con los años yo también pienso cosas diferentes, aunque no en lo esencial, por supuesto.
—En aquellos años, ¿dónde militabas?
—No te lo quiero decir. Pero no era montonera. Por eso a mi personaje la hago de las FAR, para que estuvieran las ironías de la montonera “oficial” que le marca “esa culpa por no haber sido peronista desde chiquitita”. Eso pasaba en los 70. Yo militaba en el sindicalismo, pero me abrí antes de que empezara la dictadura porque no estaba de acuerdo con lo que estaba pasando. Lo que sí tengo muy claro es que zafé, pero podría no haber zafado. Para mí, todos ellos fueron víctimas.
—¿Hay un lavado de la lucha armada hoy en día? En A quien corresponda, Caparrós le hace decir a un personaje: “Se acuerdan de cuando matamos gente”?
—En la novela yo pongo lo que piensa el personaje. Pongo que creía en la lucha armada hasta el 73, pero no durante un gobierno democrático. Sin embargo, como oficial montonera iba a hacer lo que le dijeran. Si me pedís mi opinión, yo nunca estuve con la lucha armada, pero eso no significa que no me parezca una absoluta brutalidad la manera de combatirla.
—¿Por qué desde 1983, los ex detenidos-desaparecidos no siguieron por la vía de la lucha armada?
—Sin los ex detenidos-desaparecidos no se podrían haber hecho los juicios. En ese tiempo vivía yo en España y formé parte de la Asociación Argentina Pro Derechos Humanos de Madrid. El trabajo de los ex detenidos fue muy importante, porque con su colaboración se pudo reconstruir cada campo clandestino. Lo que pasa es que también son muy particulares porque incluso dentro de los propios organismos hay gente que dice “Ellos sobrevivieron”. Es muy duro.
—¿La culpa del sobreviviente?
—Yo no estuve en ningún campo y también la tengo.
—¿Cómo evaluás la situación de los derechos humanos actualmente?
—Estoy muy preocupada. Por un lado, estoy tranquila por la reacción masiva de la gente oponiéndose al 2 x 1. Pero también escucho cosas espantosas. Me parece horroroso que se discuta el número. ¿Qué estamos haciendo, una rebajita? 30.000 es un cálculo. Personalmente estoy orgullosa de las luchas de las Madres y las Abuelas. Algunas personas no me gustan nada; prefiero decir hasta ahí. Pero su lucha me parece admirable. Otra cosa de un empobrecimiento absoluto es la posición que plantea elegir entre Julio López y Santiago Maldonado. A mí me interesan Julio López, Maldonado y los que desaparecieron.
—¿Néstor Kirchner y Cristina Kirchner tienen responsabilidad en la manera en que se dividió la opinión pública frente a los derechos humanos?
—Lo que me importa es que se haga. Yo hubiera preferido que los organismos tuvieran una mayor independencia frente a cualquier poder político. Pero también entiendo que es una gestión gubernamental la que llevó a los juicios y a que toda la sociedad respire de otra manera. Los juicios no son ni K ni no-K. Espero que la política de derechos humanos actual siga cumpliendo con estos juicios y que se terminen, porque va a ser bueno para todos: para nosotros, para nuestros hijos, para nuestros nietos.
Evaristo Cultural Luis Adrián Vives (Argentina)
La mujer de la Turballe, es de Saint-Nazaire. Una argentina misteriosa. Y una muerte dudosa.
Tiempo atrás, en los años de plomo, un secuestro, una desaparición forzada. Una joven arrojada dentro del baúl de un auto que, en este caso, representa el punto de partida de un interminable cautiverio. En aquel operativo, un niño pequeño que, asustado, quebrándose a los gritos, rompe en llanto. Un hijo en zona de riesgo. Y un … “haceme adiós con la manito”.
Una historia de dolor, de rabia y culpa, de incomprensión; de lucha y de resignación, de búsquedas, de esclavitud, de deseos y de miedos, de ambiciones, de amor y de ternura; también de rencor y de arrepentimiento.
Es una historia marcada por ausencias y presunciones.
La novela avanza guiada por la no ficción. Las FAR, Montoneros. Una juventud que, entrampada en pecados de inexperiencia, creía que era posible ganarle la batalla a cierta realidad blindada, por el establishment, y apoyada en una tolerancia que, por vía de consentimientos tácitos, evidenciaba una gran parte de la sociedad, la que a su vez se respaldaba en el discurso único ensayado por ciertos operadores simbólicos. La autora recorre esos caminos, por momentos tétricos, y lo hace de la mano de los personajes que supo crear con intención de emocionarnos, de indignarnos y, quizás, de comprometernos a recordar las múltiples facetas de aquella dictadura, por demás, mafiosa.
Una militante prisionera; es esta madre que, para lograr la libertad de su hijo de tres años, debe pagar un precio que supera, con creces, el hecho de haber soportado, estoicamente, esa primera etapa de aquel martirio. La camilla del camarote 13, en el sótano de la ESMA. La avenida de la Felicidad, la Capucha, la pecera, el staff. Tortura; tormentos y resistencia.
Esta misma mujer, se va convirtiendo en otra persona. Lo que queda de ella se va desdibujando, se va transformando en algo más y, ese algo más, conecta con la fuerza interior que necesita para sobrevivir, día tras día, envuelta en un constante aprendizaje. Fue ahí, al filo de la desesperanza, cuando toma las decisiones más difíciles, despertando algunas suspicacias. Pero, ella no es una traidora, aunque las apariencias tiendan a reflejar esa silueta, esa falsa imagen, esas muecas superficiales que, en cierto modo, pesan más que la verdad. Y, por eso, sería reconocida como la protegida, como la elegida – en ese “proceso de recuperación”-. Es la que debe infiltrarse en el Comité para el Boicot a la Organización del Mundial de Fútbol en Argentina; una misión que le asigna la Marina y, para cumplirla, viaja a París donde, entre idas y vueltas, escribe una larga carta a su hijo en la que recorre su vida, ecos de una dictadura que, como trágico pasaje histórico, se inscribe con letras de molde, por ser el capítulo más odioso de la trágica biografía de un pueblo, … el argentino.
Quisiera iniciar esta entrevista, preguntándote por una suerte de coincidencia. El mismo día que terminé de leer Doble Fondo, el Tribunal Oral Federal, que entiende en la causa, condena a prisión perpetua a los represores Alfredo Astiz y Jorge “Tigre” Acosta por delitos de lesa humanidad cometidos en la ESMA durante la dictadura. También condena a un ex piloto acusado de estar involucrado en los “vuelos de la muerte”. ¿Qué sentiste al enterarte?
Un gran alivio, un aire fresco. Un importante paso en el camino de verdad y justicia, que comenzó hace tantos años, cuando la primera madre reclamó por su hijo desaparecido, y que llega hoy a condenar a los responsables de crímenes aberrantes. Ellos tuvieron la oportunidad que no dieron a sus víctimas: un juicio.
Si bien mi personaje Raúl Radías es ficción, es una composición de varios marinos del grupo de tareas 3.3.2 . A los personajes que interactúan con él , decidí ponerle el nombre real : Astiz, Radice, el Tigre Acosta, Cavallo, Massera. Y que tengan la perpetua es tranquilizador. Espero que no se les otorgue la domiciliaria.
Tanto Astiz como Scilingo, entran por la tangente en tu novela, uno de ellos expresó su arrepentimiento, el otro no. Astiz, como casi todos los genocidas, insiste en no tener por qué pedir perdón a nadie. ¿Qué podés decirnos de este empecinamiento?
Scillingo (a quien vi varias veces en Madrid, asistí varias veces a su juicio) es un caso patético, un represor no famoso como los otros y que tuvo su triste momentos de gloria después de su confesión a Verbitsky. Se creía una estrella de rock a quien todos querían entrevistar hasta que cayó en manos del juez Garzon, y en lugar de un estudio de filmación lo llevaron a la cárcel. Después él dijo que todo era mentira, que le habían pagado un dinero para que dijera eso. Mi opinión es que sí se arrepintió, no debe ser fácil vivir después de haber tirado 32 personas vivas desde un avión. El caso de Astiz es diferente, él no se arrepintió ni se arrepiente, y lo que hizo es descalificar a quienes lo juzgaron. Uno de los más siniestros, por algo lo llamaron el Ángel de la muerte.
Contanos ¿cómo nació la idea de escribir Doble Fondo?
En principio me interesé en averiguar sobre el Centro Piloto París, pasé años buscando testimonios y documentos en Francia. No era fácil, pero soy obstinada y seguí. Hubo crímenes como el de Elena Holmberg- y otros ligados al Centro Piloto- por el cual aun no se ha establecido al asesino. Luego mi interés se concentró más en la protagonista, una mujer que vive circunstancias extremas, y aunque seguí investigando el Centro Piloto, el COBA, la época del mundial del 78 en Argentina, comprendí que el Centro Piloto París era un síntoma más de la represión mafiosa.
¿Cómo encaraste el proceso de escritura?
Primero escribí el asesinato de la médica francesa, el relato del presente, cuando me metí en 1978 era más fluido, más fácil para mí, aunque duro por lo que pasaba, luego volví a lo que pasa en el 2004 y tejiendo uno y otro fui diseñando la trama. La carta que inicia la novela me sirvió para hilar los dos tiempos.
Decinos algo acerca de la galería de personajes, masculinos y femeninos, que armaste para contar esta historia, tejiendo vínculos. ¿Por qué Muriel?, ¿por qué también es mujer quien se obsesiona en querer llegar a la verdad?. Lo mismo que Geneviève. Por otro lado, Marcel acompaña la investigación pero, finalmente, lo hace desde un lugar distinto; también Fouquet. ¿Qué podrías adelantarle a los lectores acerca de este “equipo”?, por llamarlo de alguna manera.
Quise que los personajes del presente, los franceses que investigan el asesinato, pudieran ver estos hechos desde otra óptica- Viven en circunstancias muy diferentes, no tocados en lo personal por la historia, y me permiten equilibrar el relato, aligerar la atmósfera de esos años salvajes. Es un equipo de investigadores muy particular, Muriel, la periodista joven, idealista y algo histérica, Marcel, un joven historiador que va ganando mi afecto en la novela, que crece y acompaña el camino de mis propias investigaciones, la vecina de la mujer ahogada, y el comisario Fouquet. Yo tenía problemas en tener alguien en uniforme, aunque sea francés, y me arreglé con este equipo para resolverlo.
Uno de los temas, tal vez el más importante, sería el de la relación materno-filial en el contexto que elegiste para desarrollar la trama. Pero no resulta menos importante, desde mi punto de vista, la relación paterno-filial. Aquí, Manuel le miente a Matías -un joven inteligente- y pudo sostener esa mentira, tal como lo hacían los medios de comunicación, en general. Te pido una reflexión desde lo sociológico, obviamente, teniendo en cuenta aquel espacio temporal.
Matías es un hijo a quien se le ha ocultado la verdad, se le ha inculcado un rencor , y que juzga duramente a su madre porque “le importó más la política que él” y luego lo dejó.
Hay algunos casos de hijos como Matías, criados por el “otro”, y con una versión distorsionada de lo que pasó, movida por los intereses personales -y económicos- del padre . No se ha hablado de estos hijos, que no están orgullosos de sus padres militantes, sino resentidos. Pero mirá que interesante ahora la asociación que ha surgido de los hijos de los represores . Las historias humanas tienen muchos matices .
Me gusta que los personajes puedan cambiar en la misma novela, tal vez porque soy optimista.
Me interesa ese padre, que más allá de lo psicológico, representa sociológicamente los ecos de la dictadura en el menemismo, en el poder económico. Cuando Marcel llega a estas conclusiones, tuve ganas de seguir, pero no venía al caso en esta novela. Tal vez en otra.
La relación de la madre con su hijo es el hilo donde se encadena toda la novela, en esa carta.
Fue difícil sostener en el transcurso de la escritura que duró más de cuatro años ese asesinato del primer capítulo, me hubiera gustado salir, salvarla, resucitarla, pero no podía hacerlo, era ese asesinato diferido el que daba lugar a su historia. Era femicidio, violencia de género, pero esto, curiosamente, me di cuenta después de que fue publicada en Italia, hace unos días. Cuando escribo no sé, esas quizás verdades se revelan después, sin buscarlas. Por eso me gusta la ficción como camino transversal a la historia.
El ensayo que Matías publicó en un foro, con otro nombre, ¿hasta qué punto está contaminado por esa tergiversación de la realidad que debió padecer en carne propia?
El ensayo yo creo que existió, alguien, una prisionera lo escribió como parte de su trabajo esclavo. No sé si está o no, si alguien lo tiene. Que en la novela lo publique Matías en un foro y lo discutan desde dos generaciones y ópticas diferentes me sirve para poner estas cuestiones en juego, en la que uno y el otro tienen y no tienen razón al mismo tiempo. El está contaminado de esa ideología en la que se formó pero curiosamente busca, busca, y al fin la encuentra.
Los mails cruzados entre “Soledad Durand” y Matías Cortés, la punta del ovillo. ¿Cómo surge esta idea de incrustarlos en el centro de la trama?
Me gusta que haya varios narradores. Los mails era una manera de acercarlos entre sí, acercarlos a los investigadores franceses. Y a los lectores, los mails están en segunda persona, incomparable visión de narrador para generar cercanía. Los mails forman parte de nuestra vida cotidiana hoy, darles lugar en mi novela fue natural.
¿Qué nos pasa, como sociedad, frente al fenómeno de la impunidad?
A veces creo que le hemos puesto límites, por ejemplo con los juicios, con la justicia universal, otras veces, me desespera tanta impunidad aun en varios órdenes. Es- debería ser- compromiso de todos los ciudadanos poner límites a la impunidad. Hemos dados pasos importantes, pero aun nos falta mucho.
“Esa noche fue al cabaret Moulin Rouge con Raúl y con los marinos franceses”.
El Comité Para el Boicot a la Organización del Mundial de Fútbol en Argentina -1978-. Y el Centro Piloto París. La Doctrina francesa. Ha trascendido que, durante más de veinte años funcionó -en el edificio del Ejército en Buenos Aires- la escuela de asesoramiento para el plan de desaparición de personas. Los franceses habrían “exportado” su experiencia en el uso sistemático de la tortura como método para obtener información. El modelo francés contemplaría, precisamente, la idea de “los vuelos de la muerte”. Francia habría aplicado esta doctrina en Argelia. ¿Qué podés decirnos acerca de esto?; te lo pregunto porque ciudadanos franceses, como Muriel y su entorno, obviamente, permanecían lejos de esta aparente verdad.
Con respecto al COBA fue una organización que tuvo una enorme difusión, publicó una revista L’Epique que llegó a 200 000 ejemplares en la que se denunciaban los crímenes de la dictadura y que intentó boicot al mundial de Fútbol en Argentina. La gente participaba en forma individual y no como organización política, y había muchos más franceses que argentinos. (Las organizaciones políticas argentinas en el exilio no apoyaron el boicot) Hubo mucha solidaridad en Francia con los exiliados argentinos , figuras destacadas el arte y la política gente se reunían los jueves frente a la embajada argentina, y varias organizaciones más. Yo tuve la oportunidad de hablar con Francois Gèze , fundador del COBA y otros organizadores, de ver documentos y me parece conmovedor cuánto se trabajaba para ayudar a la Argentina, a América Latina.
También es cierto que militares franceses adiestraron a militares argentinos en lo que llamaban la guerra antisubversiva. La escuela de las Américas se crea posteriormente.
Mi personaje recuerda los Escuadrones de la muerte. Es muy interesante el documental de Marie Monique Robin sobre este tema.
Elena Holmberg, prima hermana de Alejandro Agustín Lanusse, resulta víctima del mismo Proceso de Reorganización Nacional en el que depositó plena confianza. ¿Cómo podía convivir una élite medianamente culta, aunque socialmente encerrada en sus prejuicios, con la brutalidad característica de un sector bien definido de las Fuerzas Armadas?
Elena Holmberg es un personaje de mi novela no sólo por su importancia en el Centro Piloto (ella estaba a cargo de la oficina cultural donde se instaló, hay quien dice que fue su idea) sino para mostrar la diferencia entre esa ideología que apoyaba la dictadura, y la represión mafiosa, que encarna el grupo de tareas de la ESMA destinado al Centro Piloto París. Para un sector de la sociedad la desaparición y asesinato de Elena Holmberg fue el primer signo de que los desaparecidos no era algo sólo de “zurditos” y de la infamia del “por algo será” . Elena Holmberg era uno de ellos, una mujer ligada a la dictadura pero que se convierte en un impedimento a los negocios de Massera y por eso la matan. A su familia le costó mucho entender que no era acción de “subversivos” .
Creo que hay gente que en verdad no se daba cuenta de lo que estaba pasando pero yo siempre pensé que cuando reaccionaban había que decirles: Bienvenidos.
Hablemos del proyecto político del almirante, ¿puede ser?
Ser un nuevo Perón. Algo que trato de dar cuenta en la novela es ese delirio perverso de matar miles de montoneros y querer que lo ayudaran en su proyecto político. Me apoyo en investigaciones de años, testimonios, libros, sospechas de algunos. La logia masónica Propaganda Due , a la cual Massera pertenecía , le abre muchas puertas. Encuentro algunas pistas que sigo y luego no incluyo en la novela porque no eran pertinentes, pero que me asombran. El hombre que acompaña a Massera en esta campaña política en el exterior es Sobrino Aranda, un astrólogo político, exdiputado de UDELPA, el partido de Aramburu, amigo de López Rega, y que luego que apoya el golpe. Creo que aun vive y vaticinó sobre Kirchner y sobre Macri. Es él quien consigue para Massera la entrevista con el presidente Giscard d’Estaing (esto sí lo cuento en la novela) se la gestionan compañeros de organismos de solidaridad con Argentina, cambian la entrevista por cuatro franceses detenidos en Argentina que los mandan a Francia.
Jean-Pierre y la información que alimenta la hipótesis del crimen “con certificación de origen”. Por favor, hablanos de “la oportunidad” de sumar a este personaje.
Jean Pierre es una persona que conozco, un franco-argentino, que vive en París hace muchos años. No le he pedido su autorización para dar su nombre y apellido, por eso no lo digo. A él le atribuyo lo que me contó y otras cuestiones que yo me fui informando sobre el Centro Piloto París con diversas personas. El real, como lo describo en mi novela, es como un disco duro. Y me venía bien que Muriel lo conociera porque no podría sino acceder a ciertos datos.
Por un lado Raúl, y por otro Yves. No pregunto cuál de los dos fue el mejor hombre en la vida de la protagonista, sino ¿cuál de ellos gravitó más y por qué?
Cuando escribo me dejo llevar, incluso trato de meterme adentro de estos dos hombres, pero fuera de la novela, soy una ciudadana común que desprecia a Raúl, a los raulesradías. Creo que él la marcó con la picana, y con esa tortura sutil y no sutil que ejerció sobre ella. Hubo mujeres en esta situación, terrible, no me gusta decir síndrome de Estocolmo, porque la expresión connota un goce de la víctima, y yo creo que fueron violaciones. De hecho, mi protagonista, se resigna a esa vida que le quedó pero tiene un límite, el límite que se me ocurrió, es una ficción, es engendrar un hijo de ese monstruo.
No era muy conveniente que terminara con Yves , más práctico para su clandestinidad ponerla con cualquier otro compañero, pero Yves es un personaje luminoso que me enamoró a mí también, y mi protagonista, después de tanto horror y el dolor de no ver a su hijo, se merecía un compañero como él. Por un equilibrio.
Te propongo ir dando por concluida esta entrevista poniendo la mirada en uno de los primeros capítulos: “…Lo que más me conmovió fueron las declaraciones que hicieron ante un grupo internacional de periodistas tres mujeres, que estuvieron prisioneras en un campo clandestino, la ESMA, el mismo donde estaba Scillingo. Sus torturadores deben haber pensado que el pánico ante lo que habían vivido les impediría hablar y las liberaron. Pero ellas se animaron a denunciar las aberraciones que se cometían allí: torturas. Violaciones. Trabajo esclavo. Traslados, eufemismo que significa los vuelos de la muerte”. Y, ahora sí, cierro pidiéndote una opinión sobre la siguiente reflexión de Galeano:
“…el macho no tiene la valentía de confesar “la maté por miedo” porque al fin y al cabo el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo”.
Genial tu asociación, no tengo nada más que agregar, creo que esa frase de Galeano define lo que pasa en mi novela.
Telam. Entrevista por Milena Heindrich.
“No me gusta hacer literatura con el dedo en alto”
EN SU ÚLTIMA NOVELA, «DOBLE FONDO», ELSA OSORIO CONSTRUYE UNA TRAMA QUE TIENE A LA ÚLTIMA DICTADURA MILITAR COMO ESCENARIO HISTÓRICO PARA SEGUIR LA PISTA DE UNA MILITANTE SECUESTRADA EN LA ESMA QUE MANTIENE UNA RELACIÓN CON SU TORTURADOR, UNA HISTORIA QUE ONDULA ENTRE PASADO Y PRESENTE Y LA ARGENTINA Y FRANCIA PARA VOLVER SOBRE EL TEMA DE LA MEMORIA.JUANA ALURRALDE PUEDE SER TAMBIÉN MARIE LE BOULLEC, LA MILITANTE O LA MÉDICA DE URGENCIAS, LA PROTEGIDA DE UN MARINO QUE CAMINA POR LAS CALLES DE PARÍS PERO QUE SIGUE DETENIDA EN EL CENTRO CLANDESTINO DONDE FUE SECUESTRADA CON SU HIJO, LA MUJER QUE QUIERE VIVIR Y QUE OTROS VIVAN, AQUELLA QUE PASA SUS DÍAS CON LA ANGUSTIA DE QUE LA RECONOZCAN, LA QUE SABE QUE EN EL HORROR GUSTAR TIENE MÁS QUE VER CON LA AUSENCIA DEL DOLOR QUE CON EL AMOR.
EL EJERCICIO DE ESTA MONUMENTAL NOVELA DE OSORIO (BUENOS AIRES, 1952) ES PENDULAR ENTRE UN PASADO DOLOROSO Y UN PRESENTE LLENO DE SECRETOS EN BUSCA DE LAS HUELLAS DE ESA MUJER QUE DE LA ESMA ES OBLIGADA A TRABAJAR PARA EL CENTRO PILOTO DE PARÍS, UN ORGANISMO ESTRATÉGICO INTERNACIONAL DE LA DICTADURA QUE BUSCABA CONTRARRESTAR LO QUE LOS REPRESORES LLAMABAN «CAMPAÑA ANTIARGENTINA».
CON ALGUNA REFERENCIA LITERARIA, COMO LA DE «LA CAUTIVA», Y UNA INVESTIGACIÓN QUE APORTA AL CONTEXTO HISTÓRICO, «DOBLE FONDO» (TUSQUETS) PRACTICA UNA LITERATURA QUE ATENTA CONTRA EL OLVIDO A PARTIR DE LA CONSTRUCCIÓN DE UNA TRAMA EN CLAVE POLICIAL SUSTENTADA EN HECHOS Y PERSONAS REALES -EMILIO EDUARDO MASSERA, ELENA HOLMBERG, ALFREDO ASTIZ- Y PERSONAJES FICTICIOS INSPIRADOS EN TESTIMONIOS.
OSORIO ESCRIBIÓ ESTE LIBRO DE CASI 400 PÁGINAS EN TRES RESIDENCIAS DE FRANCIA. LA DISTANCIA LE PERMITIÓ DESPOJARSE DE LA COTIDIANIDAD Y SORTEAR DE OTRO MODO LA ANGUSTIA DE ESTE TEMA QUE HACE TIEMPO LA INTERPELA, COMO YA LO HIZO EN SU PRIMERA NOVELA, «A VEINTE AÑOS, LUZ» (1998), DONDE ABORDABA LA APROPIACIÓN DE NIETOS DURANTE EL TERRORISMO DE ESTADO.
– Télam: La memoria es un tema recurrente en tu obra, ¿qué aproximación te permite la literatura cuando se trata de experiencias vinculadas al horror?
– Elsa Osorio: Primero que nada escribo por una necesidad de escribir. Pero es cierto que estas cosas no las escribo porque sí, tiene que ver con mi historia, mi militancia con los derechos humanos. Con «A veinte años, Luz», que todavía no había sucedido que un nieto se buscara a sí mismo, decía que no me movía nada. Sin embargo, mientras la escribía empecé a sentir la fuerza, como una obsesión, de querer que en la Argentina se supiera que se habían robado chicos. Ahora sí, pasados los años, creo que la recuperación de la memoria colectiva es importante, pero no me gusta hacer una literatura con el dedo en alto de lo que hay que hacer. De hecho, mis personajes son bastantes contradictorios.
– T: Ahora te metés con la relación de una alta oficial de Montoneros detenida en la ESMA con su torturador, con quien desarrolla un vínculo que comenzó a cambio de salvar a su hijo y sobrevivir. ¿Quién es este personaje?
– E.O.: Es una mujer en una situación difícil, ella misma se cuestiona todo el tiempo, yo quería hacer un personaje con toda esa complejidad. Se sabe que hay muchas que no colaboraron como traidoras. Mi personaje no delata a ningún compañero. La situación de tener un hijo me parece que es bastante determinante: ¿qué no harías? Pero mi intención no es justificar nada, es contar una historia en la que yo misma me veo envuelta con todas las contradicciones, porque no estoy de acuerdo con todo lo que escribo.
– T: En la novela aparecen personajes ficticios y reales, ¿cuándo hay margen para la ficción y para la realidad cuando se trata de un tema que te interpela ideológicamente?
– E.O.: Fue una decisión llamar a los máximas figuras por su nombre. Pero en las segundas líneas elegí la ficción. A mí me gusta componer, inventar los personajes. El «Rulo», por ejemplo, es un conjunto de represores, podría decir que más especialmente de Radice, Donda, Cavallo… Y en el caso de la protagonista son muchas mujeres, testimonios, historias… La lectura de dos novelas: «El fin de la historia» de Liliana Heker y la espantosa «Noche de lobos» de Abel Posse, que me parece repugnante. Al no inspirarme en una sola persona, tengo libertad para la imaginación.
– T: En un tema tan comprometido ¿qué cosas no te permitís?
– E.O.: Intento no poner mis ideas, digamos, yo no soy ni remotamente mis personajes, pero me importa mucho lo verosímil. Sí creo que mis valores están representados en el sentido de las víctimas: estas mujeres son víctimas, ahora después lo que hacen en la vida es otro tema. Si bien no creo ni creía en la lucha armada, no tengo dudas en que estoy del lado de los que fueron combatidos. No creo que haya dos bandos, ni Teoría de los Dos Demonios, ni que haya sido una guerra.
– T: ¿Y cómo reaccionás cuando se reflotan discursos prodictadura?
– E.O.: Hace poco tiempo tuve una situación así y sentí miedo, pensé que no iba a volver a sentirlo. Yo digo que no creía en la lucha armada pero estoy en ese bando, soy una sobreviviente, estoy viva pero podría no estarlo. Siempre tuve esa conciencia, y la obsesión de algún modo con la memoria en lo que escribo tiene que ver con eso. Con cada libro digo que es el último que escribo sobre la dictadura y nunca lo es. Bueno, para mí un escritor lo es de su tiempo.
VOCABLE TATIANA DILHAT LAS VOCES DE OSORIO (FRANCIA)
Les voix d’Elsa Osorio Dans Double fond (Ed. Métailié), la romancière argentine Elsa Osorio pénètre au cœur des ramifications internationales de la dictature argentine, plus exactement au sein du Centre Pilote de Paris chargé de surveiller les exilés argentins à l’étranger. Un polar psychologique aussi passionnant que glaçant construit autour de Juana, une ex-guerillera aux mains des tortionnaires de la Junte militaire… Rencontre.
Vocable: Su primera novela A veinte años, Luz trataba de los hijos de los desaparecidos de la dictadura argentina y, con esta, Doble fondo explora uno de los tentáculos de la dictadura en el extranjero con el Centro Piloto de París. ¿Cómo surgió la idea de la novela?
Elsa Osorio: Yo ya sabía, desde hacía muchos años, que el Centro Piloto funcionaba como una agencia de inteligencia dentro de la embajada de Argentina de París, pero todo estaba rodeado de un halo de misterio. Se sabía lo de Alfredo Astiz [N. de la R. él pilotaba los aviones militares que arrojaban desde el aire a los opositores de la dictadura], apodado el Ángel rubio de la muerte, un hombre del almirante Massera, que infiltró colectivos de exiliados argentinos en Francia. Había muchas más historias de infiltrados del grupo de tareas de la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada) de París, pero todo estaba tapado, porque estaba estrechamente relacionado con el mundo de los negocios. Era muy difícil que hablara la gente. La historia transcurre en un periodo de la dictadura en el que la represión no es ideológica sino mafiosa. La dictadura quería quedarse con el dinero. Pero, lo que me interesaba, era el personaje de Juana, una mujer, exguerrillera, que tuvo relaciones con su represor. No me gusta la expresión ‘síndrome de Estocolmo’ y quería mostrar cómo una persona destruida, pero, al mismo tiempo, fuerte, se las apaña siendo “cautiva”, obligada a este trabajo de “esclavo” en el Centro Piloto de París. Ella se jugaba la vida todos los días. El personaje de Juana es una composición desde distintas mujeres, y me centré en contar qué le pasa a una mujer en estas circunstancias.
2. Vo: El Centro Piloto de París tenía dos metas: una era infiltrar a exiliados y organismos de derechos humanos en Francia y, la otra, promover Argentina en los medios de comunicación franceses, para la organización del Mundial del 78 sobre todo. Compara en la novela el Mundial argentino con los Juegos Olímpicos de Berlín del 36…
E. O.: Lo del Mundial fue una cosa increíble y, lo que cuento en la novela cuando festejan la victoria de Argentina sobre los holandeses, lo viví. Yo salí a la calle con mi marido, que estaba entusiasmado, pero me resultó nauseabundo. Entiendo que los pueblos necesiten alegría, pero, sabiendo lo que pasaba en el país… En fin, el Mundial es un gran negocio… Pero lo que es un recuerdo personal fuerte, es que no podía entender y creer que organizaciones políticas como los Montoneros no estuvieran de acuerdo con el boicot del Mundial.
3. Vo: Y, ¿consiguió muchos datos y testimonios en su investigación sobre el Centro Piloto?
E. O.: Se sabe de tres mujeres detenidas que vinieron al Centro Piloto, que fueron usa das como “colaboradoras” para infiltrar a grupos de exiliados. Lo que sí está muy claro sobre esta “agencia de espionaje” es que estaba muy entregada y preocupada por el asunto del COBA (comité de boicot al Mundial). Hablé con François Gèze, ingeniero y activista francés, y que organizó la campaña de protesta contra la dictadura argentina y de boicot al Mundial. Él decía que la opinión pública en Europa se movilizaba en solidaridad con Chile pero ignoraba la situación en Argentina. Los hombres de Massera pensaban que alguien pagaba a los franceses de la COBA, pero no era verdad.
4. En los datos, comprobados, del Centro Piloto, se encontró que Massera quería pactar con los Montoneros un alto el fuego durante el Mundial. Buscaba también convertirse en presidente de Argentina y quería construir una imagen pública alejada de las torturas en Francia. La situación era… ¡una locura! Otro personaje clave de la novela es Elena Holmberg. Es una persona real, que trabajó en la embajada de Argentina, y que estaba de acuerdo con la dictadura. La idea de espiar a los exiliados fue suya, pero, después, Elena se transformó en alguien que molestaba a los grandes negocios de la dictadura. Entonces la mandaron a la Argentina y la mataron.
5. Vo: Y la actualidad argentina se hace eco de su novela, con una de las primeras decisiones judiciales de 2018: la de conceder el beneficio del arresto domiciliario al expolicía Estchecolatz, condenado a cuatro cadenas perpetuas por delitos de lesa humanidad…
E. O.: Entre el momento en el que empecé a escribir esta novela, en 2013, y ahora, la situación de la justicia en mi país ha cambiado mucho. Se debe saber que la justicia argentina llegó donde nunca llegó la justicia en América latina ni en España en referencia a la dic tadura. Pero, en mayo del año pasado, se promulgó una ley en la Corte suprema, “el dos por uno”, para reducir los años de condena y salieron medio millón de personas a la calle y tuvieron que parar. Hace un mes pedí una lista de los arrestos domiciliarios y no la conseguí. Creo que hay una devolución de favores y que intentan tapar el asunto, pero va a haber movidas… Ahora tratan a estos criminales como pobres viejecitos, otorgándoles el arresto domiciliario en la zona sur de Mar de Plata…
6. Vo: Como en otras de sus novelas, Doble fondo es una narración con muchas voces…
E. O.: Siempre uso muchos narradores, pero, esta vez, quería que fuera uno solo. Al final no lo hice. Doble fondo es una falsa novela policial pero necesitaba introducir una distancia con toda la cuestión ideológica para mostrar la evolución de Juana. Por eso, decidí meter esta larga carta de Juana, que hilvana la narración y las épocas a lo largo de la novela. Así se construye el personaje de una mujer guerrillera, destruida por las circunstancias, pero acostumbrada a luchar… Y que, para sobrevivir, elige vivir en la clandestinidad de por vida.
7. Vo: La novela transcurre en Buenos Aires, París y Saint Nazaire…
E. O.: Yo elegí Saint Nazaire porque los argentinos viajamos mucho, así que… hay argentinos por todos los lados, pero, en Saint Nazaire, ¡no hay ninguno! Pensé que era el lugar idóneo para esconder a Juana. Pensé también en la historia del río, el Loira, como Mar de Plata…
8. Vo: Y, volviendo a la actualidad, ¿qué le parece el actual Gobierno de Macri?
E. O.: Bueno, creo que en Argentina, como en muchos otros países del mundo, el neoliberalismo lo ha tomado todo. Macri, antes de que ganara la presidencia, cuando era alcalde de Buenos Aires, a mí no me molestaba. No lo votaba, pero no me molestaba. Pero ahora, como presidente, no deja de sorprenderme. Estoy muy disconforme con este Gobierno, pero con la oposición también. La educación en Argentina era un ejemplo en toda América latina por ser gratuita, obligatoria y pública. Siempre ha sido un proyecto de gobierno y ahora empiezan a deshilvanarlo todo, a cortar por todos lados. Hubo más de 300 000 personas que desfilaron para protestar, pero los medios de comunicación no hablan de eso…
Nocturnidad y alevosía Juan Angel Juristo. «Doble fondo» de Elsa Osorio o la otra literatura de denuncia
Elsa Osorio es una escritora en lengua española que ha conocido el raro honor de que su obra haya sido traducida a más de 21 idiomas. Las novelas de Osorio no pueden calificarse de best sellers en el sentido de cumplir ciertas características definitorias de esa modalidad literaria, pero sí en el sentido de su repercusión internacional y el número de ventas. La razón estriba en que sus novelas tratan de historias que afectan de manera casi dramática a la mayoría de sus lectores, que son legión. Podría hablarse en el caso de Osorio de que realiza una literatura de denuncia si esta palabra no estuviera irremediablemente contaminada por las consignas de la Guerra Fría, que hicieron de ese particular género un gueto dirigido por gran parte de los partidos de izquierda de Occidente, gueto que llegó a vetar obras tan importantes como El gatopardo, de Giovanni de Lampedusa con ánimo de que no fuese publicada. Si atendemos, sin embargo, como literatura de denuncia aquella que con ánimo crítico describe una serie de hechos sujetos a una enorme carga moral, y aquí podríamos colocar novelas en apariencia tan dispares como Berlin Alexanderplatz, de Döblin o Viaje al fin de la noche, de Céline junto a otras como Adiós a las armas, de Ernest Hemingway o El fuego, de Henri Barbusse, sí podemos hablar entonces del caso de Osorio como hacedora de este tipo de género, un género que pese a tener en su haber obras muy circunstanciales en el tiempo presenta otras que han trascendido incluso los límites del siglo en que fueron escritas.
Autora de libros de éxito casi espectacular como A veinte años, Luz, que fue publicada en 1998, libro que trataba con valentía el drama de los niños robados a sus madres presas para entregárselos a las familias de los militares y que tuvo una proyección internacional sorprendente, al punto de que el alcalde Roma en aquellos años, Walter Beltroni, lo eligió como libro del cuore y la obra se regaló a los jóvenes, mientras que ha sido adaptada al teatro y se representa con asiduidad en Francia, Elsa Osorio ha publicado recientemente un libro de enorme carga moral, Doble fondo(Tusquets) donde, en la misma línea que A veinte años, Luz, pero con un enfoque literario más complejo pues trata de dos historias paralelas que se entrecruzan varias veces a lo largo de la narración, algo que representa un paso adelante en una autora cuyas historias narradas se expresaban casi de forma lineal, o por lo menos atendían a esa característica.
Así, nos encontramos con que en La Turbelle, en la Loire francesa, en el año 2004, aparece en el mar el cadáver de Marie Le Boullec, una médico de gran reputación. Muriel, intrépida reportera de un periódico de la zona, no termina de creerse la versión de que La Boullec se ha suicidado, y ayudada por una vecina, Genevieve, y de Marcel, su amigo de más confianza, su Sancho Panza, su escudero, aquel en que Muriel deposita toda su confianza.
Paralela a esta trama propia del thriller más canónico se desarrolla otra, esta vez en Argentina, en la siniestra Escuela de Mecánica de la Armada, centro de tortura famoso durante los años que van de 1976 a 1978. A ese centro trasladan a Juana Alurralde, joven montonera, que logra sobrevivir, y de paso recupera a su hijo de tres años, gracias a la intervención de El Rulo, alias de un alto cargo del lugar, Raúl Radías, que la traslada a un piso de París donde a los antiguos rebeldes que podían ser rehabilitados, se les reeducaba en aquel lugar para posteriormente ser utilizados en contra de sus antiguos compañeros o intereses las más de las veces poco claros.
Ni que decir tiene que Marie Le Boullec termina por estar relacionada con aquel período siniestro de la reciente historia argentina… trama que para un lector avisado creo no necesario decir más porque habrá adivinado que esa historia cruzada se inscribe en realidad dentro del destino de la vida de una sola persona. Ahora bien, a pesar de la inteligente y frenética trama que contiene la novela, mezcla de thriller y documento histórico, habría que destacar la feliz mezcla que Elsa Osorio ha realizado sobre dos géneros tan distintos y que aquí se resuelven en estupenda resolución. Con ello quiero destacar que en los 42 capítulos de que consta la obra lo referente a los documentos históricos es quizá lo mejor y desde luego lo más inquietante de Doble fondo ya que aporta testimonios directos de víctimas de la Escuela.
Novela compleja, narración que huye de los tópicos sobrevenidos en sucesos de esta condición, la historia resalta una inmensa gama de grises, lejos del socorrido contraste del blanco y negro a que tan tentados están los que tratan de la misma. Doble fondo es la novela referente, por la complejidad en que trata estos sucesos, de uno de los episodios más vengonzosos de Argentina, su más reciente trauma nacional.
PARA SABER MÁS… PREGUNTAMOS A ELSA OSORIO
¿A qué se debe que esta novela haya aparecido primero en italiano y francés antes que en español?
El editor italiano, como la editora francesa, tienen una relación comprometida con mi obra, que me hace sentir que estamos en un mismo barco (lo que no sucede con todos los editores), me preguntan mientras escribo y yo les doy una fecha aproximada-que casi nunca cumplo- en que terminaré la novela. Y ellos hacen sus planes. Es así que se tradujo muy rápido y se editó primero en Italia. Meses después salió en Argentina, y casi simultáneamente en Francia y en España.
¿Cómo definirías a tu novela?
Una novela policial histórica.
¿Necesitaste realizar mucho trabajo de documentación?
Sí, pude acceder a muchos documentos de los setenta, leí cuanto artículo y libro encontré sobre el Centro Piloto Paris, entrevisté gente en Francia y Argentina, y leí los testimonios de los sobrevivientes en los juicios que se realizaron muchos años más tarde en Argentina.
¿Por qué te gusta narrativamente que en tus novelas haya varios protagonistas?
Me gusta manejarme en un amplio abanico de personajes, y también de narradores. Me sirve contar desde distintas ópticas, en esta novela es fundamental, porque sucede entre dos tiempos y entre dos países.
La protagonista, Juana, una montonera que quiere recuperar a su hijo secuestrado durante su detención y que salva la vida gracias al torturador que se enamora de ella y la recluta para el centro que la dictadura argentina tiene en París para combatir el boicot al Mundial de fútbol en Argentina; la diplomática argentina Elena Holmberg asesinada por los militares y la periodista francesa que investiga desde el presente una muerte misteriosa, aparte de su condición de mujeres, ¿tienen algo en común?
Creo que Juana y Elena Holmberg representan dos ideologías opuestas, son protagonistas y víctimas al mismo tiempo de sus propias ideas en una época trágica, Muriel, la periodista francesa, vive en circunstancias muy diferentes, pero tiene en común con ellas la honestidad…
El torturador que se enamora de Juana, ¿es un arquetipo de los numerosos torturadores que mantuvieron relaciones con sus torturadas?
El Rulo no existió, pero es una composición de otros que sí existieron, algunos de ellos los pongo con nombre y apellido en la novela, como Rugger ( Radice) el Tigre Acosta. Varios de ellos se enamoraron de prisioneras, eran mujeres diferentes a las que estaban acostumbrados. En la ESMA se dieron situaciones además de crueles muy locas, como el vestirse y arreglarse para ir a cenar con los torturadores a un restoran y volver al campo de detención. Lo que cuento en Doble fondo sobre el trabajo esclavo, el período de “recuperación” de Juana, cuando va a ver a sus padres y vuelve a la ESMA o es obligada a “festejar” el partido de fútbol responde a situaciones reales.
¿A qué crees que se debió en el caso de tu protagonista su relación con El Rulo? ¿La necesidad de sobrevivir y reencontrar a su hijo de tres años cuando fue secuestrada.?
La situación de tener un hijo en la ESMA es decisiva, qué no haría una mujer por sacar su hijo de ese infierno. No me gusta pensar estas relaciones como el síndrome de Estocolmo, como si hubiera algún goce en la relación con su torturador, creo que en esas circunstancias no se puede hablar de goce, mucho menos de amor. La prueba es que estas uniones no sobrevivieron a esos años de tortura. Hay un par de casos en que se quedaron juntos, y fueron miles y miles las víctimas. En todo lugar donde los seres humanos conviven, aun en un campo de detención y exterminio, se dan pasiones, sentimientos. Querer sobrevivir, como Juana, es normal.
El asesinato de la diplomática argentina Elena Holmberg, que aparece en tu novela, ¿marcó la omnipotencia y delirios del almirante Massera, uno de los responsables de la dictadura militar?
El asesinato de Elena Holmberg, partidaria de la dictadura pero no de los sucios negocios de Massera y sus adláteres, es una prueba de que la represión era mafiosa.
La relación entre padres e hijos es también importante en tu novela a través de la figura de Matías, el hijo de la protagonista, que en principio cree la versión de quien le crió de que su madre le abandonó por la militancia política. ¿La carta que ella le escribe para explicarle lo sucedido es el eje sobre el que pivota la novela?
La carta es lo que cose los dos tiempos, los dos países. Es el eje, como tú dices.
Visto con la distancia de hoy día, crees que fue un error la lucha armada promovida por la guerrilla peronista e izquierdista, ¿o no les quedó otra vía durante la dictadura militar?
Como mi protagonista en la novela, pienso que hasta el 73 la lucha armada tuvo una razón de ser, después se cometieron grandes errores. Yo nunca estuve de acuerdo con la lucha armada, creo en otra militancia, pero estoy del mismo lado, es decir, el enemigo fue el terrorismo de Estado.
La figura del desaparecido forma parte del imaginario argentino. ¿Y como ves el caso de Santiago Maldonado y los derechos humanos en Argentina?
Santiago Maldonado “apareció” pero muerto, por la presión de la sociedad que se movilizó, mostrando que no acepta un desaparecido. NUNCA MÁS. Faltaban pocos días para las elecciones cuando se encontró a Santiago Maldonado. No puedo saber qué pasó, cómo apareció en el río, ahogado, lo que es evidente es que nadie se tira a nadar en el sur de la Argentina en pleno invierno y que la Gendarmería lo persiguió. La situación de los DDHH es delicada, hay signos que muestran un retroceso, como el intento de una ley que no pudieron pasar, el 2X1, y la prisión domiciliaria a los genocidas. Pero un amplio sector de la sociedad repudia estas medidas. Me pregunto por qué debe considerar los años que ellos tienen, 75 o 82 y no los 20 o 25 años que NO pudieron cumplir miles de personas porque “los pobres viejitos” los asesinaron.
Yo espero que la lucha de años no sea avasallada.
Das clases en talleres literarios, ¿crees que se puede enseñar a escribir?
Pienso que en un taller se pueden transmitir conceptos teóricos que ayudan a escribir con soltura, de la lectura de distintos autores se puede asimilar técnicas concretas. Yo creo- y lo transmito en mis talleres- que hay que considerar al lector como un amante esquivo al que hay que seducir párrafo a párrafo hasta el punto final. Y para esto hay que trabajar, y mucho. El taller ayuda. Acompañar a otros en el proceso de escritura es una de las tareas más gratas- literaria y humanamente- que me ha tocado vivir.
¿Piensas que es un buen momento para la novela argentina?
Es un momento interesante porque, como casi siempre, la sociedad argentina está en crisis. Aunque, para mi gusto, en la Argentina pasan demasiadas cosas, demanda mucha atención y agobia. Por eso en los últimos años, para escribir, yo paso muchos meses fuera de Argentina.
Luis de León Barga
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