ABC, de las Artes y las Letras
Clarin Cultural Ñ
20.5.06 (Argentina)
Milonga sentimental
A través de la vida de una pareja y sus familias, Elsa Osorio reconstruye la historia del país con ritmo de tango.
MARIA JOSE EYRAS
La imagen de una pareja bailando en Le Latina, una milonga en París, da comienzo a Cielo de tango . Allí se conocerán Luis y Ana, dos argentinos que se descubren descendientes de familias que también entrelazaron sus vidas a través de la música ciudadana. El proyecto conjunto de filmar una película engarzará la historia con la de sus antecesores, en dos grandes líneas del relato, situado entre comienzos de este siglo y las primeras décadas del 1900.
Elsa Osorio muda de tiempo, de narrador y de espacio, con la soltura de una buena bailarina.
Su escritura transmite el vértigo de la danza del tango, la embriaguez del cóctel de música, sensualidad y movimiento. Con fluidez, como quien cambia de compañero de baile, estas mudas llevan de una generación a otra, de La Boca a un salón en París, del fabricante de organillos al estanciero, con el fondo de los conflictos e impulsos de crecimiento que caracterizaron la época: el poder de los frigoríficos, las luchas obreras, la violencia en la represión policial, las olas inmigratorias, la evolución del tango, la aparición de la radio y el impacto en los hogares de sus primeras transmisiones.
En esta rica trama que la autora de A veinte años, Luz teje con evidente madurez, el tango mismo es un personaje. Cuenta su evolución, define su esencia y se dirige a los demás protagonistas de la novela para hablarles de la relación visceral que cada uno mantiene con él: “Ese abrazo soy yo, Tango, así de simple como lo sentías vos, Hernán, en aquellos tiempos. Pasaron años debatiendo sobre mis orígenes y mis causas, mi nombre y mi mestizaje, disertando sobre aspectos irrelevantes cuando lo único importante, lo que me funda, es ese abrazo”.
Desfachatado, entrometido, veraz cuando de sentimientos se trata, el tango alcanza en el relato la altura de una pasión y un destino.
A la vez, hace gala de su capacidad de fusionar con su seducción a inmigrantes y nativos, a diferentes culturas e influencias musicales, como el jazz. Elsa Osorio ilumina así, a través de él y de la ficción, la génesis de la compleja identidad de los argentinos.
En 2006, año que remueve dolorosas secuelas de dramas recientes, remontándose al golpe que derrocó a Yrigoyen, la novela amplía la mirada del lector y lo ayuda a comprender, con la altura de un entretenimiento y el rigor del oficio, esa sensación de herida abierta que se roza cada vez que alguien menciona hechos clave de nuestra historia.
Deja entrever, también, la dificultad de hablar sobre lo sucedido, de dialogar acerca de nuestras diferencias y las brechas de comunicación, a veces insalvables aun entre integrantes de la misma familia.
Cielo de tango recrea el pasado sin contradecir la posibilidad de mirar hacia adelante, al contrario.
¿O acaso entender cómo llegamos hasta este presente, ya sea descifrando la memoria colectiva o individual, no es una manera de saber quiénes somos, cómo obrar en el futuro? Y si bien en algún momento, las vicisitudes parecen demasiadas y uno se pregunta a dónde conducirán, el final, a través de los ojos y el desamparo de Ana, llega como una epifanía donde, en una sola escena, se cifran las claves del drama y la esperanza argentinos.
ABC, de las Artes y las Letras
España.10.6.06
El otro cielo
Por Arturo García Ramos.
Elsa Osorio ha urdido una dilatada novela sobre la génesis y expansión de uno de los mitos de la historia argentina: el tango. Mito y símbolo que se percibe como algo legendario y contradictorio pero esencial en la patria de Borges y Cortázar, dos narradores seducidos por su embrujo. Cielo de tango gira en torno a la figura del compositor de origen humilde Juan Montes y a las diferentes generaciones de la familia aristocrática de los Lasalle; aunque las historias se ramifican hasta compendiar la multiplicidad de las variaciones del melodrama que condensan las más famosas letras de este género musical. Abarcadora, visual, contrapuntística, la novela despliega una docena de vidas que se enredan en una maraña de pasiones de amor y celos, venganzas, separaciones y regresos. En medio de ese borboteo está esa forma musical popular que debió escalar el prestigio de lo culto y arrasó París para seducir a Europa. Su influencia afectó a las relaciones sexuales y a los movimientos sociales, a las instituciones y a la vida familiar. Tango, renovación y escándalo. Tango, revuelta social y expansión económica, «motín de sensaciones extremas», una impudicia que exhibía el deseo desbordado y una concentrada narración de pasiones.
Elsa Osorio ha sabido trenzar las historias particulares con la sucesión de acontecimientos políticos que marcaron en Argentina el comienzo del siglo XX: la expansión económica, el flujo de inmigrantes, la injerencia extranjera, el caos político. Tal vez porque el tango es «un espejo de nuestras realidades», como nos enseña Blas Matamoro, esa historia externa se combina con la de las emociones que agitan a los protagonistas. Cíclicamente, en cada generación rebrota el conflicto: los aristócratas criollos tratan de sustraerse al influjo de esa música irreverente, en tanto que los compositores, bailadores e intérpretes que contribuyeron a su desarrollo y difusión son arrastrados al tango fatalmente. «En el cielo nos espera a los argentinos la idea platónica del tango», escribió Borges. Cortázar narró en El otro cielo la historia de un hombre empeñado en dominar, reducir y adecuar a las buenas costumbres la llamada maléfica del tango en su amada. Aquellos cielos están en éste, dilatado y magnífico, de Elsa Osorio.
HERALDO DE ARAGÓN
Elsa Osorio reconstruye la historia argentina con música de bandoneónLa escritora triunfó con “A veinte años, Luz”. Presentó en Cálamo su nueva novela, “Cielo de tango”.
A. CASTRO.
Zaragoza
Elsa Osorio, bonaerense de 1952, dice: “Un argentino no se puede escapar de Borges”. En su caso con más razón: hace algunos años, estudió con él; conversaba con el autor de “El Aleph” los domingos por la mañana. “Borges me dejó este amor por la literatura. Era una persona humilde, que poesía una gran ironía. Te escuchaba y te transmitía de la literatura una idea de goce infinito, de un lugar sin límites”.
En esa idea del goce infinito, Elsa podría citar a otros autores como Julio Cortázar, que amaba el jazz y los aires del tango; como la escritora Beatriz Guido, una magnífica “mentirosa” de su propia vida, a la que le dedicó un libro completo; como Silvina Ocampo, aquella espléndida narradora en corto, esposa de Bioy Casares, que dijo una frase impecable: “El tango es alegrarse de esta triste”.
Elsa Osorio, autora de la novela “A veinte años, Luz”, elogiada en medio mundo, dice: “Para un argentino, es difícil escaparse de su país aunque viva fuera, y el tango es un elemento simbólico de muchas cosas”. Quizá por ello, su última novela, “Cielo de tango” (Siruela), se atreva a contar una historia de esta música que arranca en el 2000 en París y que acaba desplazándose hacia los gloriosos años 20 de Buenos Aires.
Elsa Osorio insiste: “Dudé mucho en decidirme si tango debía estar en el título. Argentina, Borges, el tango, son casi tópicos. Pero lo de tango salió de un narrador, de unos diálogos, de un lugar. Del tango suele decirse que es macho, y aquí habla y habla, como si fuera un auténtico cuerpo de voces. El tango para nosotros lo es todo: distingue a esta sociedad de la que quiero hablar, responde a cuestiones cómo quiénes somos. Los argentinos somos un cruce de criollos, españoles, italianos, emigrantes de otros lugares, indios. Y el abrazo del hombre y la mujer también es tango”.
Elsa Osorio cuenta la historia de dos familias: la de Ana, francesa e indiferente al país de su padre, Argentina; y la del porteño Luis, que se traslada a París para huir de una crisis que tiene su correspondencia con la gran crisis de Argentina. Y lo hace a través de un sueño: dirigir una película, cómo no, sobre el tango, en la que participará Ana. Ahí ambos se unen, desempolvan historias, recuerdan situaciones tan curiosas como que Isadora Duncan bailó envuelta en la bandera argentina. “En Argentina se está dando la recuperación de algo propio y muy íntimo. Por eso el tango ahora me parece la metáfora de muchas cosas positivas”.
EL PAÍS. CULTURA.
14.04.06 ( ESPAÑA)
Elsa Osorio mueve los hilos del tango en su última novela
La tortuosa historia de amor y pasión que a lo largo de un siglo mantiene una saga de dos familias pertenecientes a los extremos de la escala social en Buenos Aires protagonizan Cielo de tango (Siruela), de Elsa Osorio (Buenos Aires, 1952). Los personajes de la obra se van uniendo a lo largo del tiempo merced a una danza “peligrosa y sensual”.
“El tango es una metáfora del abrazo”, dijo Osorio durante la presentación de la novela, en la que, según explicó, “dos cuerpos se entrelazan y hace que dos personas se entiendan antes, como les ocurre a los protagonistas de la historia, que, separados por la tradición social de su país, rompen las barreras y se encuentran en otra vida, en el cielo del tango al bailar”.
Cielo de tango recrea la historia de una ciudad y de una música, a través de la saga de dos familias, en los extremos de la escala social. Un cóctel explosivo de amores, luchas, alegrías y traiciones, en donde merodea una danza peligrosa y sensual que los funde en un abrazo. Es el tango quien habla a sus personajes, los enfrenta y los une, los aplaude y los regaña, se emociona y vibra con ellos. La historia que cuenta Elsa Osorio se sitúa en París en 2000, cuando el azar de un tango une a Ana y Luis, descendientes de dos familias destinadas a entrelazar sus pasos hace más de un siglo.
Cielo de tango es, según su autora, “un fresco de colores en cuyos arrabales resuena el eco de un bandoneón, una crónica de una época”. “Quería contar Buenos Aires y sus gentes, sus amores y sus luchas, sus errores y aciertos a partir del tango. Una danza singular porque, a diferencia de otras, se baila para adentro, abrazados. Buenos Aires cambia, se refunda con el aluvión que comienza a finales del siglo XIX”, puntualiza.
Fantasía y memoria
La escritora habla de su narrativa y dice que “ha seguido fundamentalmente dos caminos: lo fantástico y la recuperación de la memoria colectiva, y esta novela he conseguido fusionarlos”. Esta obra de Osorio, aunque tiene elementos fantásticos, busca más el absoluto realismo en la “recuperación de la memoria colectiva”, otra de sus constantes.
“Tal vez lo que he pretendido con Cielo de tango es dar respuesta a esa pregunta que tantas veces he escuchado en España durante la crisis de 2002: qué pasó, cómo es posible que la Argentina haya llegado a esta situación”.
Osorio reconoce que tuvo un “acercamiento intelectual al tango”, aunque más adelante llegó a empaparse de Buenos Aires y sus gentes, sus amores y luchas, sus errores y aciertos más humanos a partir de esta danza.
En Cielo de tango hay muchas voces narrativas, lo que permite, según la autora, “encarar una visión más compleja, con matices, de una sociedad argentina tan variada, contradictoria y rica, en la que invita al lector a participar con su propia escala de valores”.
EL PAÍS. REVISTA. Maruja Torres
Uno de los cuatro libros recomendado por Maruja Torres en su columna PERDONEN QUE NO ME LEVANTE. Revista El País , para el Día del Libro
“Cielo de Tango” Una danza de piernas bellas y fuertes y de historias entrecruzadas bailada apretadamente con el Tiempo por la escritora argentina Elsa Osorio que ya deslumbraba con su anterior novela A veinte años, Luz. saga de dos familias, epopeya porteña, amilongada. Toda una inmersión en un mundo que amamos, o deberíamos.
La voz del Interior
06.03.06. (Argentina)
Madrid. La escritora argentina Elsa Osorio reivindica la unidad y la
identidad de la Argentina en su nueva novela Cielo de tango, una historia de
pasión sobre una saga de dos familias pertenecientes a los extremos de la
escala social en Buenos Aires, que se verán unidas por este baile y su
cultura.
“El tango es una metáfora del abrazo”, dijo la escritora durante su presentación de la obra, la que explicó que “dos cuerpos que se entrelazan hacen que dos personas se entiendan antes”, como los protagonistas de la historia que, separados por la tradición social, rompen las barreras y “se encuentran en otra vida, en el cielo del tango al
bailar”.
La milonga , según la autora, “reúne a todo tipo de gente, desde un abogado a una costurera “, y se ha extendido por muchos lugares del mundo, poniendo el tango de moda y propiciando el “encuentro para bailar” de mucha gente.
La historia de Cielo de tango comienza en el año 2000, en una milonga del
centro de París donde se cruzan las vidas de Ana y Luis, descendientes de
dos familias destinadas a entrelazar sus pasos hace más de un siglo, cuando
las diferencias sociales truncaban la pasión que los amantes reservaban para
el baile.
“Quería contar una sociedad a partir de la danza que la caracteriza”,
explica Osorio, quien declara que la historia la acompaña desde 1983, cuando
realizó un profundo estudio sobre el tango y se quedó “enganchada a este
baile”.
El tango hace de narrador en la novela y “habla a sus personajes, los
enfrenta y los une, los aplaude y los regaña”.
Según afirma la escritora argentina, ella misma, “como muchas personas en el
mundo”, tuvo un “acercamiento intelectual” al tango, aunque pronto fue seducida por él. En la novela habla “de Buenos Aires y sus gentes, sus amores y luchas, sus
errores y aciertos a partir de esta danza”.
“La distancia temporal hizo que me permitiera algunas
libertades, aunque las bases de la novela son históricas y los hechos de
fondo, como el baile de Isadora Duncan, desnuda con la Bandera Argentina, o
la inauguración del tranvía eléctrico en Buenos Aires, ocurrieron
exactamente como los narro”, afirmó la autora.
En Cielo de tango hay muchas voces narrativas, lo que permite, según Osorio,
“encarar una visión más compleja, con matices, de una sociedad argentina tan
variada, contradictoria y rica”, en la que invita al lector a participar con
“su propia escala de valores”.
Esta multiplicidad de narradores a modo de coro griego, los mismos personajes pero ya muertos, y el propio concepto de tango como narrador, constituyen el “elemento fantástico” de la obra, un estilo habitual en la obra de Osorio, que, por otra parte,
busca el más absoluto realismo en la “recuperación de la memoria colectiva”,
otra de sus constantes.
Situar la narración en Europa fue, según explicó la autora, “el mejor modo
de ofrecer la perspectiva más crítica de la situación actual de Argentina,
especialmente durante la crisis de 2001″. Todo estaría mejor “si los
argentinos en lugar de resaltar nuestras diferencias, viéramos en ellas
nuestra riqueza y las abrazáramos como en el tango”, opinó la autora.
Radio Obradoiro – Entrevistas
FNAC (España)
-¿Cómo surge esta novela?
Hace años me interesa la idea de contar una sociedad, a partir de la danza que la caracteriza. Investigué mucho en la historia del tango para un viejo proyecto, de esos que van a dormir a los cajones, pero algunos personajes nunca me abandonaron. Yo quería contar Buenos Aires y sus gentes, sus amores y luchas, sus errores y aciertos a partir del tango. Una danza singular porque, a diferencia de otras, se baila para adentro, abrazados. Buenos Aires cambia sustancialmente, se refunda de alguna manera, con el aluvión inmigratorio que comienza hacia fines del siglo XIX. La gente habla en distintas lenguas, no se comprende, y el tango permite a los cuerpos comunicarse antes. Ya instalado en los ambientes marginales, donde compadritos, niños bien y mujeres de mala vida le dan vida, la inmigración lo toma, lo hace suyo, borrando en el abrazo las diferencias de orígenes y sociales.
– La saga, sin embargo, no es de familias de inmigrantes…
Siempre escuché que los argentinos venimos de los barcos, y yo no quise olvidarme en esta novela de quienes estaban antes, por eso elegí dos familias criollas, en los extremos de la escala social, a las que luego, de manera natural, van sumándose personas de distintos países.
– ¿Cielo de Tango es una novela histórica?
Sí, como en A veinte años, Luz las bases son históricas, los personajes, ficticios. En Cielo de Tango, tal vez por la distancia temporal, o porque no es un tema tan dramático, me permito otras libertades. Mi personaje Juan, el compositor, no existió, pero los músicos de su orquesta y los lugares en los que toca son todos reales. El telón de fondo de una de las historias de amor es la inauguración del tranvía eléctrico que fue exactamente ese día y en ese lugar. Como el comienzo del metro, el asesinato del jefe de Policía, las luchas obreras, el escándalo que produjo Isadora Duncan cuando bailó desnuda con
la bandera argentina, la primera audición de radio, el primer golpe militar… Personas y hechos reales se entrelazan con hechos y personajes ficticios.
– Y cómo explicas en tal marco ciertos narradores como Tango y los
muertos que comentan lo que pasa en la novela, como si estuvieran en un teatro . No son los cánones de una novela histórica.
Porque me gusta experimentar. Mi narrativa ha seguido fundamentalmente dos caminos: lo fantástico y la recuperación de la memoria colectiva. En esta novela se han fusionado. En principio ese diálogo de los muertos que viven en Tango, esa suerte de coro griego, fue un juego, una manera de relajarme de un trabajo demasiado acotado por la investigación. Pero poco a poco me fueron ganando hasta tomar su lugar, me caían simpáticos esos personajes gozando
eternamente de aquellos amores que yo no les permito vivir porque no era posible, bailando, cantando, cotilleando sobre lo que sucede en la novela como vecinos de barrio.
– El presente mezclándose a la narración cronológica de los hechos estaba también presente en A veinte años, Luz. Como también los múltiples narradores.
– Efectivamente. Me resulta útil a la narración manejarme en dos tiempos. Trato a los narradores como una cámara, contar la historia desde uno y otro personaje permite encarar una visión más compleja, con matices. Invito al lector a participar con sus simpatías, rechazos y su propia escala de valores. Tengo un particular cuidado en dejar varias puertas abiertas. Como en la vida misma, me gusta más abrir la puerta para ir a jugar que indicar con un dedo en alto lo que está bien y lo que está mal. Si intento reflejar la constitución de una sociedad variada, contradictoria, rica en el más amplio sentido, como la que trato, no podría ceñirme a una sola visión del narrador.
– Uno se pregunta leyendo Cielo de Tango cómo una sociedad que vivía de tal manera en los años veinte pudo caer en las circunstancias que viven los personajes del presente, Ana y Luis.
Quizás haya intentado responder, por la literatura, a esa pregunta que tantas veces he escuchado en España durante la crisis del 2001: qué pasó, cómo es posible que la Argentina haya llegado a esta situación. Si los argentinos en lugar de preguntarnos siempre por nuestra identidad y resaltar nuestras diferencias, viéramos en ellas nuestra riqueza y las abrazáramos como en el tango…
CAMBIO 16
Natalio Blanco
“El tango es un matrimonio que dura tres minutos y medio”
“Cielo de Tango” (Siruela) se apoya en el hipnótico baile porteño para mirar con nostalgia y memoria el destino de todo un país.
¿Se puede definir el tango con palabras?
Siempre me ha parecido acertada una frase de Silvina Ocampo :”el tango es alegrarse de estar triste”.
¿Qué paralelismos guarda el tango con la historia de un país entero, Argentina?
Aún cuando se dice tango argentino, en verdad el tango es la música de Buenos Aires, la música del Río de la Plata. Un ejemplo más de cómo la ciudad de Buenos Aires, con su crecimiento desmesurado desde fines del siglo XIX, su acumulación de riqueza, eclipsa el país. El gran aluvión inmigratorio llega a Buenos Aires y hace suya la música de los arrabales donde compadritos, mujeres de mala vida, y niños bien se abrazan. La inmigración lo hace suyo, entreverándose con los criollos, poco a poco el tango gana espacio en el conventillo, en los centros de inmigrantes. Hay que tener en cuenta que muchos no se comprendían entre sí, el abrazo del tango produce una comunicación con los cuerpos más rápida, más esencial.
Parece inevitable en muchos argentinos desplazados o descendientes de emigrantes esa dicotomía amor/odio que el personaje de Ana mantiene con este país en la novela.
Es que , por mucho que uno lo quiera, nos ha pegado duro.Hemos emigrado para salvar la vida de los genocidas, en los últimos años para poder sobrevivir.
Lo que el tango une, ¿puede separarlo el hombre?
El tango es un matrimonio que dura, como mucho, tres minutos y medio. Y no es Dios el que une, es la elección. Si la pareja de tango no acopla sus pasos, mejor terminarlo, y pasar a otro.
El tango siempre ha ido unido a la frustración del amor, casi nunca llega a buen puerto, como precisamente sí ocurre por ejemplo con el baile de las sevillanas en España. ¿Por qué?
Es cierto, supongo que porque Sevilla es una ciudad más alegre, las sevillanas se bailan para afuera, el tango para adentro. Y la nostalgia está siempre presente en el tango, nostalgia de la tierra que se dejó, del tiempo que fue, del hombre o la mujer que nos amó y ya no.
La música es una medicina insustituible para aunar a todos los extremos de la escala social, y el tango, como también las sevillanas, no escapa a esta máxima. ¿a qué se debe esta circunstancia?
Creo que moverse al compás de una música que se disfruta crea una empatía entre quienes comparten ese momento, como si todo lo demás que nos separa pudiera quedar suspendido en ese goce.
Da la impresión que hoy día el tango ha perdido parte de ese encanto que siempre lo ha mantenido unido a lo prohibido, a lo marginal…
Lo ha perdido, efectivamente, porque hace tiempo que ha sido aceptado, pero no ha perdido su sensualidad, ni su improvisación, por lo tanto sigue inventándose a sí mismo.
¿Qué hay de fantástico y de recuperación de la memoria en esta obra?
La recuperación de la memoria colectiva está en los hecho narrados, apoyados en la historia de esos años, de fines de siglo XIX a 1930 ( cuando se produce el primer golpe militar, el principio del desastre) y en el siglo XIX cuando todo el sistema parece haberse caído. Los elementos fantásticos están en los narradores, Tango y esos muertos que son los mismos personajes de la novela pero en un presente perfecto, en una eternidad en la que se goza, en esa suerte de Cielo que supieron ganarse: Tango.
PRENSA QUATRO
España
César Porras
“El tango tiene una connotación de sensualidad”
Madrid.- La autora bonaerense utiliza el tango como hilo conductor de la historia de dos familias cuya vidas transcurren en paralelo
Sosegada en su charla, Elsa Osorio nos recibe en Siruela, editorial que ha publicado su última novela ‘Cielo de tango’. “La danza es una manera interesante de observar una sociedad”, comenta la escritora de ‘A veinte años, Luz’ (Editorial Alba), un libro recibido con gran acogida por crítica y público. A partir del tango como hilo conductor toma la saga de dos familias, que aún encontrándose en ambos extremos de la escala social “sus recorridos va en ríos paralelos, juntándose en algún punto”. A su vez confiesa que en el libro el tango funciona “como un abrazo de las diferencias”, lo que le permite contar diversas historias y el que exista en “muchos narradores”. El encuentro en París de dos de los descendientes en el momento actual provoca el desmadejamiento de la historia de dos familias, son relatos “de amor y pasión, con el telón de fondo de la historia socio-política, más que de Argentina, de Buenos Aires”.
.- ¿Es una historia de personajes?
.- Me gusta que tengan matices, no coloco al bueno y al malo. Hay representantes de diversas clases sociales y diversas ideologías. El personaje principal es un músico, llamado Juan Montes, y la que será su compañera en la vida, Rosa Leira, una mujer de origen ‘gallego’ que vivirá su infancia en Argentina, después es expulsada del país y será cantante de tango. Estos personajes no existieron en la realidad pero todos los personajes del entorno, los músicos de la orquesta de Juan, el director de teatro para el que actúa Rosa existieron, en ese sentido es una novela histórica.
.- ¿Con tantos personajes y lazos entre ellos, cuánto le ha llevado su último proyercto?
.- Este en concreto, me ha llevado un tiempo de investigación enorme. He investigado la historia del tango y entre medias he escrito otros libros. La construcción no sólo me ha llevado tiempo, he estado viviendo con mis personajes. Es un libro importante incluso como desafío literario. Cuando comienzo a escribirlo parto de la literatura fantástica, de los maestros de mi país, Borges, Cortazar. En esta novela si bien es histórica, tengo elementos fantásticos. Me he permitido la libertad de que estas dos tendencias fuertes en mi narrativa se conjuguen. El tango se convierte en un personaje que no está dentro de los hechos narrados pero está ahí hablando.
.- ¿El París que describe lo ha visto o vivido?
.- He estado y me he documentado mucho sobre el París que describo. Me hace gracia y me burlo de aquellos años en los que había adoración por lo francés en Argentina, mezclando palabras en francés con el español. La ‘milonga’ primera donde se encuentran los personajes la conozco.
.- ¿Vuelve el amor por el tango?
.- Últimamente hay una obsesión de la gente en diferentes países por el tango. Algo que no está ligado para nada a Argentina. El tango tiene una connotación de sensualidad. Es un baile donde el hombre conduce pero en el que debe acoplarse. En el libro hay una búsqueda que va más allá de Argentina y tiene que ver con la sensualidad, con la armonía, la historia de un hombre y una mujer que hacen pasos diferentes pero que buscan el equilibrio mutuo.
.- ¿Desde cuando reside en Madrid?
.- Desde hace trece años.
.- ¿Añora Buenos Aires?
.- En este momento estoy tratando de pasar más tiempo allí. Antes iba para pasar las fiestas. Ahora trato de organizarme para pasar unos meses.
.- Tiene que ser difícil encontrarse en un lugar que no es el que le ha visto nacer o crecer.
.- Es difícil, pero con el paso de los años se supera. Mis últimas novelas tienen que ver con la historia de Argentina. Ahora pienso que no sé si hubiera sido capaz de escribirlas si viviera en Argentina. No porque alguien me lo prohibiera, sino por la perspectiva de estar fuera. Ahora trato de pasar más tiempo en Argentina para escribir sobre la Guerra Civil española.
.- Continúa con su labor en los talleres de narrativa.
.- Los he hecho siempre. Es una labor que me gusta muchísimo.
.- ¿Qué es lo que más le aporta?
.- No me saca de la literatura. Hago talleres con pocas personas, no más de cinco, lo que termina formando un vínculo interesante. Llegas a conocerte muchísimo.
.- ¿Y en el taller se convierte en profesora y alumna?
.- Por supuesto. Es una experiencia linda. Me gusta organizar juegos, creo que lo lúdico te permite aprender mucho. Quita solemnidad. En ese juego se desbloquean muchos límites y la gente termina convencida, más allá de que aprenda técnicas narrativas. Me gusta acompañar a una persona en el proceso de enseñanza.
.- Es defensora férrea de los derechos humanos. ¿Es capaz la literatura de cambiar aspectos cotidianos de la vida o sólo queda como testimonio y para el lector?
.- Estoy convencida de ello. Cuando escribí mi anterior novela ‘A veinte años luz’, uno de los motivos que me impulsó a hacerla es que después de veinte años de que haya pasado la dictadura pude lograr escribirla, y te lo digo como un proceso personal. Pero la literatura tiene un camino muy transversal a la historia. Pudiendo acercarla, a veces, de una manera más fuerte de lo que es el simple testimonio escrito. Cuando escribo esa novela no hay casos de jóvenes que se buscan a sí mismos. Con la publicación de la obra coinciden varios casos. ¿Puede cambiar? Hay varios jóvenes que leyeron la novela y han ido a buscar su identidad, es algo que me conmueve y de ningún modo era algo que me hubiese propuesto. Quería transmitir esa historia porque me parecía tremendo que alguien no supiese quién es.
AMBITO FINANCIERO
Argentina
“El tango se puso de moda porque justifica el abrazo”
«Cielo de tango» una historia polifónica de Buenos Aires
Entrevista de Máximo Soto
“El tango fue para mí la excusa para contar al mundo la historia de Buenos Aires”, sostiene la escritora y guionista Elsa Osorio quien tras 20 años de residir en España dicidió regresar a la Argentina, y acaba de publicar «Cielo de tango», que aparece la mismo tiempo en Holanda, España, Italia, Alemania, Portugal y Suecia.
Periodista: ¿Dedicó su nueva novela al tango porque está de moda en el mundo?
Elsa Osorio: Yo empecé a investigar la historia del tango hace más de 20 años, exactamente en 1983, cuando no existía este furor actual. Planeaba hacer un guión cinematográfico que quedó en los cajones, pero fue el embrión de esta novela. Cuando me di cuenta que yo quería hablar sobre Buenos Aires, contar su historia y que el tango era la excusa para poder juntar una multitud de personajes, volví a investigar. Tras cinco años de trabajo, una beca de la Fundación Yourcenar me ayudó a poder concluirla. Por el camino me di cuenta que esta moda del tango tiene sus profundas razones.
P.: ¿Cuáles?
E.O.: La justificación del abrazo, el encuentro de gente diferente. Cosas que no sospechaba al comenzar. Fue contar la relación entre la inmigración y el criollo, el tango, el baile del abrazo, el que permite el encuentro más allá de los idiomas, de las palabras. Esto me hizo pensar que el regreso del interés por el tango en la Argentina, después de la crisis de 2001, fue un reencuentro con las tradiciones de nuestro pasado, la necesidad de abrazarse tras una tragedia.
P.: ¿De qué trata «Cielo de tango»?
E.O.: Ana y Luis, descendientes de familias argentinas de los extremos de la escala social, a partir del proyecto de una película sobre Buenos Aires y el tango, reviven historias familiares desde 1897, la época del tango prohibido. Es una novela polifónica. Esas muchas voces me permiten contar desde el nacimiento de la Sociedad Rural al triunfo del tango en París, del aluvión inmigratorio al Buenos Aires de hoy.
P.: ¿Se la planteó como una novela histórica?
E.O.: Investigué mucho. Si bien los personajes centrales son pura ficción, los que los rodean y los hechos que ocurren son reales. El músico Juan Montes no existió, pero entre los músicos con los que compone su orquesta está, por ejemplo, Julio De Caro. Me apasionó inventar esas orquestas. Detallo una polémica sobre el tango, que ocurrió en Europa, cuando se estaba por entrar en la Primera Guerra Mundial. Se discutía si el tango era una música decente o prostibularia.
Mientras en París Leopoldo Lugones denuncia que sólo lo bailan las prostitutas, está entrando en los grandes salones como algo exótico. El mismo periodista de «Le Figaro» que lo califica de «el reptil del lupanar», es uno de los que lo baila y lo lleva a los salones.
• Beatriz Guido
P.: ¿En qué medida influyó en su obra la escritora Beatriz Guido, de la que usted escribió una biografía?
E.O.: Yo subtitul é mi historia de la vida de Beatriz Guido «Mentir la verdad». Mentir, inventar historias y sucesos, me dijo Adolfo Bioy Casares, era en Beatriz Guido un género literario. Yo he tomado esa idea de que la literatura es una cadena de mentiras, de hechos ficcionales, que acercan una verdad al lector. Es esa «verdad de las mentiras» de la que habla Mario Vargas Llosa. Por otra parte, Beatriz Guido supo integrar en sus historias de forma notable lo histórico, lo político y lo social.
P.: ¿Cómo fue escribir en la casa de Marguerite Yourcenar?
E.O.: Me dio aislamiento creador esa beca de la Fundaci ón Yourcenar. Tenía un departamento en ese lugar bellísimo, en el norte de Francia, donde estaba encerrada con mis personajes y sus lenguaje de porteños de antes. No me contaminaba con el español que escuchaba en Madrid, donde residía, ni con el del Buenos Aires de hoy. En realidad, «Cielo de tango» fue una novela itinerante que fui escribiendo por muchas ciudades.Y que ahora seguirá su itinerario por muchos lugares. Aparece casi conjuntamente en la Argentina, España, Italia,Alemania, Holanda, Portugal y Suecia.
P.: ¿Qué está escribiendo ahora?
E.O.: Estoy seleccionando cuentos que he ido escribiendo durante todos estos a ños para una antología, y agregando otros nuevos. Y ordenando testimonios para contar la vida de Mika Etchebehere, mujer extraordinaria, una argentina que luego de la muerte de sus marido comandó tropas en la Guerra Civil española. Comencé a interesarme por la singularidad de Mika Feldman de Etchebehere hace muchos años. Escribí un artículo sobre ella en la revista «Todo es Historia», en “Crisis”. Fue amiga de Alfonsina Storni, de los Botana y quien le consiguió trabajo a Julio Cortázar en la Radio Televisión Francesa. Es una historia asombrosa.
LA REPÚBLICA
Montevideo, Uruguay
Esta novela de la escritora argentina Elsa Osorio, toma al tango como un mero pretexto para narrar una historia de amor, lucha, traiciones y abnegación.
Los protagonistas de este relato son una joven francesa de origen argentino y un porteño que llega a la emblemática capital gala, para dejar atrás un pasado reciente de crisis económicas y frustraciones.
La narración reconstruye la historia del último siglo, a través de la saga de dos familias situadas en las antípodas de la escala social.
La obra no es la reconstrucción de meras peripecias personales en formato novelesco, sino una intensa apelación a la memoria, la tradición y la identidad jaqueada por la distancia y el desarraigo.
En ese contexto, el tango es una suerte de representación simbólica de una idiosincrasia y un modo de sentir perdurable, que habla a través de los personajes y las situaciones.
XORNAL A CORUÑA
España
Clube Internacional de Prensa.Santiago de Compostela
El escritor gallego Suso de Toro fue quien presentó a la escritora arxentina residente en Madrid, Elsa Osorio, que se encuentra en Galicia presentando su último libro, “Cielo de Tango”. Suso de Toro elogió la extensa obra literaria de esta escritora, traducida a múltiples idiomas y reconocida en el ámbito internacional, antes de que la autora se adentrase a hablar de esta obra suya.
Galicia, 1915. Rosa se refugia en Baiona, su aldea natal, cuando la expulsan de Argentina, por sindicalista “revoltosa”. Tiene 16 años, mucho coraje, una buena voz y lleva bajo el brazo el valsecito que Juan Montes compuso para ella. Buenos Aires, 1923. El empeño y la pasión que Juan ha puesto en la música lo han convertido en un exitoso compositor y director. Tiene 25 años, un proyecto ambicioso y una flamante orquesta. No conoce a esa cantante ignota-nadie la conoce- que ha rechazado su tango para el teatro, pero la odia. Esa noche la escucha cantando un tango, y… ¡su valsecito! ¡Pero si es Rosa!
“Cielo de Tango” recrea la historia de Buenos Aires a través de la saga de dos familias que entrelazan sus pasos durante más de un siglo. Elsa Osorio cambia de tiempo, de narrador y de espacio, con la soltura de una buena bailarina. Con fluidez, como si cambiara de compañero de baile, nos lleva de una generación a otra, de La Boca a un salón en París, de una aldea de Galicia a un teatro porteño, del organillero al estanciero, con el fondo de los conflictos y el empuje de crecimiento que caracterizaron la época: el poder de los terratenientes, los frigoríficos, las luchas obreras, la violencia en la represión policial, las olas inmigratorias, la evolución del tango, la aparición de la radio. En esta rica trama que la autora de “A veinte años, Luz”, el tango mismo es un personaje que cuenta su evolución, define su esencia y habla con los protagonistas de la novela: “Ese abrazo soy yo, Tango, así de simple como lo sentías vos, Hernán, en aquellos tiempos. Pasaron años debatiendo sobre mis orígenes y mis causas, mi nombre y mi mestizaje, disertando sobre aspectos irrelevantes cuando lo único importante, lo que me funda, es ese abrazo”.
CORREO GALEGO
España
A prol da unidade da Arxentina
‘Cielo de tango’, a última novela de Elsa Osorio, achéganos unha historia de paixón sobre unha saga de dúas familias que, aínda que pertencen ós extremos da escala social de Bos Aires, veranse unidas a través desta danza sensual, xa que dous corpos que se unen fan que dúas persoas se entendan
TEXTOS: MIGUEL SEOANE
A escritora arxentina Elsa Osorio reivindica a unidade e a identidade de Arxentina na súa nova novela Cielo de tango, unha historia de paixón sobre unha saga de dúas familias pertencentes ós extremos da escala social en Bos Aires, que se verán unidas por esta danza perigosa e sensual. Na obra represéntanos o tango como unha metáfora da aperta, xa que dous corpos que se entrelazan fan que dúas persoas se entendan antes, como os protagonistas desta historia que, separados pola tradición social do seu país, rompen as barreiras e encóntranse noutra vida, no ceo do tango ó bailaren entre elas.
A milonga, o lugar onde se baila o tango, é outro símbolo da obra, xa que reúne todo tipo de xente, desde un avogado a unha prostituta; ademais, estendeu por moitos lugares do mundo, pondo o tango de moda e propiciando o encontro para bailar de moita xente.
A historia de Cielo de tango parte no ano 2000, nunha milonga do centro de París onde se cruzan as vidas de Ana e Luis, descendentes de dúas familias destinadas a entrelazaren os seus pasos hai máis dun século, cando as diferenzas sociais truncaban a paixón que os amantes reservaban para o baile.
A autora pretende contar unha sociedade a partir da danza que a caracteriza; a historia acompáñaa desde 1983, cando realizou un profundo estudo sobre o tango e quedou enganchada a este baile, que fai de narrador na novela e lles fala ós seus personaxes, enfróntaos e úneos, apláudelles e fainos rifar.
Trátase dun achegamento intelectual ó tango, aínda que máis adiante chegou a enchouparse de Bos Aires e da súa xente, os seus amores e loitas, os seus erros e acertos máis humanos a partir desta danza. O libro narra como pleno século XXI o amor é máis libre, aínda que pesa máis a historia, como no caso de Ana, que é francesa e ama o tango coa mesma paixón que rexeita o país do seu pai: Arxentina. A distancia temporal entre as xeracións fixo que a autora se permitise algunhas liberdades, aínda que as bases da novela son históricas e os feitos de fondo, como o baile de Isadora Duncan, núa coa bandeira arxentina, ou a inauguración do tranvía eléctrico en Bos Aires, ocorreron exactamente como se narran na novela.
En Cielo de tango hai moitas voces narrativas, o que permite encarar unha visión máis complexa, con matices, dunha sociedade arxentina tan variada, contraditoria e rica, na que convida ó lector a participar coa súa propia escala de valores. Esta multiplicidade de narradores a modo de coro grego, sumada a que un deles é o propio concepto de tango, constitúen o elemento fantástico da novela, un estilo habitual na obra de Osorio, que, por outra parte, busca o máis absoluto realismo na recuperación da memoria colectiva, outra das súas constantes.